EL
MUNDO
27
mayo 2016
Lorena Gamarra
Los 'tattoos' ya no son para toda la
vida y gracias al láser moderno se pueden borrar en seis u ocho sesiones.
Silvia quiere eliminar dos
tatuajes porque está preparando las oposiciones para Guardia Civil y no puede
tener ninguno visible. Como ella, cada vez son más las personas que se someten
a este proceso, ya sea por trabajo, por un antiguo amor que no quieren llevar
marcado en su piel o porque simplemente se han cansado de él.
Para eliminarlos, hace años
se utilizaban métodos muy agresivos que dejaban marcas. Ahora, se usa la luz de
láser ultrapulsada, que además de ser más segura «se
puede considerar efectiva casi en el 100% de los casos». Así lo asegura la
doctora Mª José Alonso, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología, aunque también tiene algún inconveniente:
«Cuando el láser no es el adecuado, el riesgo son quemaduras o cicatrices, pero
con los láseres modernos desarrollados para la
eliminación de tatuajes este riesgo se minimiza», apunta la dermatóloga.
David Sánchez, dueño de ZeroInk, es el encargado de que el tatuaje no sea un
problema para el examen de Silvia ni para muchos otros, ya que calcula que el
70% de sus clientes se los quita por el mismo motivo.
Las sesiones
Para descartar alergias o
problemas en la piel que no soporten el efecto del láser, la primera sesión es
clave: «Se prueba siempre con potencia baja para ver cómo reacciona la tinta y
el paciente. La más alta se usará cuando ya está casi eliminado», explica
David.
Ya es la tercera visita de
Silvia, por lo que la sesión empieza directamente limpiando la zona con alcohol
y protegiéndose la vista con gafas especiales. Una vez hecho esto, el puntero
del láser enfoca a las estrellas de la muñeca y dispara. Cinco minutos de
fototerapia completan la sesión, algo que no se realiza en todos los centros.
«No es determinante para que un tatuaje se borre antes, lo aplicamos por
curación, ya que fomenta la creación de elastina. Reducimos un poco la
inflamación producida por el láser y cicatriza antes para prevenir posibles
infecciones», explica David. Una vez acabado, se aplica un poco de crema, se
cubre con papel transparente y a repetir el proceso en las flores de las
piernas. Los precios por sesión pueden ir desde los 35 euros para los tatuajes
más pequeños como el de la muñeca hasta los 180 para cubrir los más grandes.
Ambas zonas terminan
inflamadas, incluso ensangrentadas, algo habitual. «Cuando tatuamos, el
organismo deja la tinta en pequeñas cápsulas, y el láser las fragmenta. Cuando
eso pasa se produce la inflamación. Si tiene mucha carga de tinta suele
producir alguna ampolla o costra, pero forma parte del proceso de curación»,
asegura David.
¿Duele? «Como un pinchazo
con una aguja ardiendo». Así lo describe Silvia tras sufrirlo en su propia
piel. Por suerte, sus tatuajes son negros, que junto con los grises y azules
son los más fáciles de borrar, según la doctora Alonso, que señala los
amarillos y verdes como los más complicados. Por zonas corporales, la espalda,
muslos y brazos son las partes que mejor se borran: «Las superficies más
fáciles son las que no presentan huecos o curvas y en las que la piel es más
gruesa», explica.
Cuidados
Lo más importante después
de cada sesión es evitar posibles infecciones. Para ello, el profesional
recomienda una crema que proteja la zona y no tener contacto con animales.
Además, «evitar el sol 10 días antes de la sesión y 15 días después porque
puede dejar cicatriz». Aunque la tecnología es cada vez mejor y es posible
borrar un tatuaje al 100%, la colaboración del paciente puede ser determinante
para lograr una mayor eficacia.
La media de sesiones
necesaria para borrar un tatuaje oscila entre seis y ocho, algo que puede
variar, según la doctora Alonso, «dependiendo del tiempo del tatuaje, de la
cantidad y color del pigmento, así como de la profundidad». Hay que tener en
cuenta que es un proceso lento que puede llegar al año, pero los clientes
pueden ayudar en él. «La tinta se elimina por el sistema linfático: si bebemos
mucha agua y hacemos deporte, esto va a ayudar al borrado», explica David.
Entre sesiones se debe
esperar de mes y medio a dos meses, tiempo que se duplica si queremos hacernos
otro tatuaje encima, lo que se denomina cover. A la
inversa, para la primera sesión de láser tras marcarse la piel deberíamos
esperar de seis meses a un año. En cualquier caso, el tatuaje ya no es algo
para toda la vida.